LA MISTERIOSA
VENTANA DE LA APARICIÓN Y SU RELACIÓN CON EL MILAGRO DE LA CRUZ DE CARAVACA Ángel Gaspar Celdrán Galán El MILAGRO
"La Villa de Caravaca que está asentada sobre
asperos montes, tiene un Castillo fuerte, y en lo baxo dél muchas cavernas, y
secretas grutas labradas en una peña viva, que en tiempo de Moros servian de
carceles, y mazmorras para encerrar los Christianos cautivos. En la visita que
hizo este Rey Moro como los vio tan mal parados, obrando yá en él aquella
secreta centella del Espiritu Santo, advertida por aquellos dos Martyres
Franciscanos (1) movióse á piedad, y sacándolos de las obscuras tinieblas
mandó, que cada uno trabaxase en su oficio con libertad, y pasasen su
cautiverio con mas alegría en provecho de la republica. Llegó á su presencia entre otros un Sacerdote
llamado Don Ginés Perez Quirino, Canonigo de Cuenca, que preguntando qué oficio
tenía, dixo: Yo tengo el mejor oficio que hay en el mundo. Al Moro se le
encendió el deseo de versele exercitar, y mandóle que hiciese su oficio, el
Sacerdote replicó que no tenía ornamentos Sacerdotales; y mandados buscar por
orden del Rey, formaron un Altar en el Castillo dia de la Invencion de la Cruz
de Mayo, y revestido yá con todo lo necesario, detuvose el Sacerdote sin comenzar
la Misa. Preguntó el Rey la causa, y él dixo, que no comenzaba porque faltaba
una Cruz, y apenas pronunció la última palabra quando se abrió un arco en la
pared, y vieron entrar dos Angeles con una Cruz, y asentarla en el Altar. Con
este milagro se convirtieron muchos Moros, y el Rey Abuceid dio muy grande
demostración de hacer lo propio, aunque no lo efectuó en esta ocasión, si bien
hay quien diga que sí, y que fue luego baptizado. Por lo menos dio licencia a
los Christianos para edificar una Capilla dentro del Castillo donde pusieron la
Angelica Cruz en un arca, que hasta oy se conserva, y está cerrada con tres
cerraduras, y tres llaves, la una la tiene el Alcayde del Castillo, la otra el
Vicario, y la otra el Concejo de la Villa". Esto ocurrió el 3 de Mayo de
1231, y lo cuenta el Lic. Francisco Cascales en su obra "Discursos
Históricos de Murcia y su Reyno", publicada la primera edición, en Murcia, por Luis
Berós en 1621.
Una tradición local de Caravaca refiere que Santa Elena, queriendo
llevar siempre consigo una crucecita hecha del Madero en que murió el
Redentor, tomó cinco trozos de la Santa Cruz y, habiéndolos dejado en una sala
de su palacio de Jerusalén, al regresar los encontró unidos en
forma de cruz doble o patriarcal. Santa Elena regaló la Cruz milagrosa al
obispo de Jerusalén, quien mandó depositarla en una capilla de la Basílica del
Sto. Sepulcro. La sagrada Reliquia desapareció varias veces misteriosamente,
hasta que en tiempo de las Cruzadas, el patriarca de Jerusalén, Roberto,
determinó llevarla colgada al cuello a modo de pectoral como enseña de la
fuerza cristiana en medio de las batallas. Años más tarde, al ir a coronar al
emperador de Alemania, Federico I Barbarroja, apareció en Caravaca el 3 de mayo
en la Misa de Chirinos. Con todo hay que advertir, que Barbarroja murió en
1190, al atravesar el río Selef de Cilicia, sin haber llegado nunca a
Jerusalén. Podría referirse más bien a su nieto Federico II, quien marchó a
Palestina en 1229 y por medio de pactos con los musulmanes, muy debilitados a
la sazón, se apoderó de Jerusalén, Nazaret y Belén (Tratado de Jafa, 1229).
Cuando
el emperador Federico II iba a coronarse a sí mismo rey de Jerusalén,
aparecieron dos ángeles de la nada, arrebataron la cruz al patriarca y se la
llevaron consigo al cielo, en señal de protesta ante el contubernio
"islamoimperial" que había convertido una cruzada en un pacto de no agresión
entre dos sistemas religiosos hasta ese instante irreconciliables.
Esa
cruz arrebatada por los mensajeros celestiales sería la misma que aparecería en
Caravaca cuatro años después, santificando la ciudad y dándole intrínseca
categoría simbólica de Centro del Mundo.
Los
templarios tachaban de hereje a Federico por sus costumbres y por aliarse con
el sultán de Egipto. El emperador, por su parte, acusaba a los templarios de
concelebrar ritos religiosos con los musulmanes, tomando como tales la
costumbre que la Orden había establecido en Tierra Santa, denominada el simultaneum, según la cual un mismo
lugar, templo cristiano o mezquita, podía ser utilizado para la celebración
indistinta de ambos cultos en caso de necesidad.
En
Caravaca se encontraba ahora la cruz que había huido milagrosamente del pecho
del patriarca jerosimilitano en aquella ocasión oprobiosa para los templarios.
Y la orden era dueña y señora del castillo-santuario que la albergaba, según la
tradición. Caravaca pasaba a ser, en aquel preciso momento, una especie
de hito sustitutorio del ideal templario que se había perdido y seguía
perdiéndose en Oriente y se convertía, casi de modo lógico y automático, en un
centro espiritual templario de primera categoría, desde el que cabía recomenzar
la labor paciente e incansable de los ideales de la Orden. Para ello, el hecho milagroso constituía una
baza mágica de primera magnitud, una especie de prueba que confirmaría que el
Temple seguía en posesión de la potencia espiritual que había regido hasta
entonces los ideales de la Orden.
LA VENTANA
Refiere Mata, que antes de ser derribada la capilla
primitiva de la aparición, para
construir el actual santuario, se copiaron con todo esmero y cuidado las
inscripciones que había en dicha capilla y se enviaron copias de las mismas a
los sabios y universidades de España y del extranjero, sin que ninguno de los
consultados supiera interpretarlas o traducirlas. Años más tarde, el presbítero
Juan de Robles Corbalán, remitió copia de las dichas inscripciones a D. Miguel
de Luna, de familia morisca y muy versado en la lengua árabe. Después de varios
meses, contestó Luna, exponiendo la dificultad que suponía la traducción
de las inscripciones por estar escritas en letras arábigo-cúficas, semejantes
a las nuestras góticas”. Envió con todo la traducción de varias inscripciones
y añadía: “Lo demás tiene alguna dificultad y cuando estuviere
bien leído, avisaré a vuestra merced, con la mayor brevedad que pudiere”. La
traducción de las cuarenta y una letras de la ventana circular, según Luna, es
la siguiente: “En el año 548 de los árabes, imperando Mohamed Aben Zeyd, rey
poderosísimo y treinta hombres de su acompañamiento, se convirtieron a la ley verdadera de la salvación, en esta sala, por la gracia de Dios y
mediante la Cruz duplicada, que el ángel de Dios trajo y otros muchos
concurrentes y los que sirvieron en la divina celebración…” De esta traducción,
se hizo acta notarial por D. Felipe Salmerón, escribano público, a 24 de mayo
de 1623, a ruego del historiador Mata. En 1617 fue demolido el
palacio real de Abu Zeyd, con el fin de construir en el mismo sitio el actual
Santuario. Al derribar la primitiva capilla de la Aparición, que se hallaba en
el mencionado palacio, los albañiles cortaron a cincel con todo cuidado las
piedras que formaban la ventana circular, y las depositaron en lugar seguro. En ese mismo año de 1617,
empezó la construcción del actual santuario, y cuando años más tarde, en 1622,
llegaban ya los muros a la altura, donde había estado antes la histórica
ventana de claraboya, la colocaron de nuevo, quedando colocada en la parte
posterior del arco abocinado, en la llamada “Capilla de la Aparición”.
En 1949, con objeto de
comprobar ciertos datos de los historiadores de Caravaca, referentes al
Santuario, se examinaron detenidamente los muros, cuadros, lámparas etc., y mediante
una escaleras, se comprobó que se trataba de una ventana real (no meramente
pintada, según afirmación de algún escritor), que tenía cristales y que detrás
de ellos se apreciaba un vacío de unos diez centímetros de fondo. Unos mese más
tarde, con el fin de sacar con perfección la fotografía de la histórica
ventana, se levantó un tablado, gracias a la generosidad de D. Ángel Blanc y
Perera, amante, como pocos de la Stma. Cruz y de la historia de Caravaca. Desde
el tablado o andamiaje, pudimos ver con toda precisión los detalles de la
preciada reliquia y admirar la bella y poética delicadeza de nuestros
antepasados, que llenaron con hermosas flores artificiales el espacio que hay
entre el muro del fondo y la ventana propiamente dicha. Los habitantes de Caravaca,
que llevan muy dentro en el corazón todo lo que se relaciona con su Stma. Cruz,
han desfilado por el Santuario y han subido al tablado para ver de cerca la
ventana, santificada por el paso de los ángeles que trajeron la Stma. Cruz. Juan G. Atienza, en su
libro “La mística solar de los Templarios” y refiriéndose a la ventana dice: "y,
más que un óculo, un signo templario. Semejante a muchos tragaluces
catedralicios del siglo XIII, tiene cuatro volutas que le otorgan el inequívoco
aspecto de la cruz vasca, el laburu
tradicional, tan semejante a un doble yin-yang, que divide el círculo en cuatro
cuartos exactos y complementarios. En torno a esta figura hay un marco circular
exterior y, en él, una inscripción que comienza a la izquierda de una cruz pateada
que hay en la parte inferior y está compuesta de cuarenta y un signos alfabetos
constitutivos de una escritura indescifrable."
En el libro titulado
“Caravaca desvelada I: La resolución de
un enigma", Pablo Alonso Bermejo lo resume así: "El mensaje de la Ventana
de la Aparición es de carácter Ecuménico. Las élites que colaboraron en su
construcción y las que la preservaron para el futuro (La Orden de Santiago),
conocían el valor y el riesgo de la exposición de los conocimientos vertidos en
ella, porque ponían en síntesis y relación aspectos esenciales de las tres fés
en pugna: Judaísmo, Cristianismo e Islamismo. Por ello, el mensaje se encuentra
en clave y tan discretamente ubicado, que ha logrado pasar casi desapercibido
durante setecientos años." Apoyados en las tesis del
cabalista castellano Abraham Abulafia, tomaron como guiones de pretexto fuentes
excepcionales de los tres cultos, y construyeron cuatro hermosos óculos góticos
en que reflejaron y vertieron en forma de enigma todas sus conclusiones. Estas
son relativas a la ubicación de Cielos e Infiernos, o "Universo"; también a la
proyección cósmica del Hombre Universal (segunda ventana), y por último a la
ubicación en "el Santuario" del sagrado
pacto entre Dios y Abraham, padre de hebreos, Cristianos y Musulmanes (tercera
ventana y tercer nivel de la teoría de Abulafia). Y termina el autor diciendo
que, para explicar tales extremos, quedan próximas empresas. Por otra parte, el
sentido esotérico que se le atribuye a la ventana, es el de ser un símbolo templario,
un “mandala” hindú, con un doble “yin-yang” chino representado en las cuatro
volutas que dividen el círculo en cuatro partes iguales. Al igual, la inscripción
indescifrable añade un argumento potente a la consideración ocultista del
lugar. Se afirma que la inscripción ha sido voluntariamente olvidada, porque
puede presentar serios problemas a la ortodoxia católica. Su significado oculto
era conocido por los templarios que crearon la leyenda del milagro de la
aparición para ayudar a su misión. La ventana circular corresponde al
conocimiento que habían adquirido, enlazando con la tradición esotérica muy
bien conservada por ellos. Así, decía un serio esotérico que, “cuando se
tradujese y supiese el contenido de la inscripción caerían todos los poderes
políticos y el poder del Vaticano. Por eso no interesa que se sepa su
significado."
EL TEMPLE,
CUSTODIO DE LA CRUZ
La orden Militar de los Templarios fue la primera que custodió y defendió el castillo y la Cruz, después de unos años de posesión directa por las tropas castellanas. Hay dos teorías sobre la fecha “oficial” de su venida. La primera afirma que fue en 1244, al someterse todo el territorio murciano al vasallaje cristiano.
La segunda
afirma que fue en 1265-1266, al acabar la sublevación mudéjar del territorio murciano
ya castellano. El Temple venía con las huestes de Jaime I de Aragón que ayudó a
su yerno Alfonso el Sabio a someter la rebeldía. El rey aragonés, educado por
la Orden y amigo de ella, le otorgó casa y huerto en Murcia. Después, el rey
Alfonso le donó el territorio caravaqueño. Los
templarios permanecen en esta demarcación hasta el final de la desaparición de
la Orden (1311-1314), como consecuencia del decreto del concilio de Vienne
(Francia). Así pues, la
presencia del Temple es un hecho histórico cierto. Aquí se constituyó una
amplia baylía o circunscripción que abarcaba extenso territorio con otros
castillos dependientes del templario caravaqueño como Cehegín, Bullas, Singla y
Canara, residencia del bayle o gobernador, siendo su primer comendador Martín
Martínez.
Lo importante
es constatar la relación estrecha de la Cruz con esta famosa orden militar que
se fundó en la Edad Media, precisamente en Jerusalén como su primer enclave, y
cuyo origen oriental añade una nota de mayor atractivo histórico al emblema de
Caravaca. La
demarcación de Caravaca fue, por otra parte, el último reducto del mundo en el
que la Orden se aposentó, cuando ya estaba casi acabada su presencia en Oriente
y al mismo tiempo fue la única que el Temple adquirió en la reciente frontera
murciana, pues la restante línea fronteriza fue defendida y ocupada
preferentemente por la Orden de Santiago. Se habla de
una mística solar referida al Temple, de caminos de "griales" y del Arca de la
Alianza, que atribuye a la Orden una misión universalista y sinárquica,
heredera y conservadora de unos saberes herméticos que conectan con otras líneas
heterogéneas de la sabiduría primordial. La sinarquía,
o gobierno con principios, es la idea de una autoridad universal poseída por
aquellos que, por su inteligencia, conocimientos y conducta elevada, fuesen
capaces de dirigir a los demás para formar una sociedad mejor estructurada. Así
poseían una relación con las fuentes del conocimiento del Islam y del Judaísmo,
y también con doctrinas y prácticas de grupos heréticos del cristianismo y de
las religiones precristianas. La idea de
gobierno universal conectaría al Temple con la enseñanza principal de la
tradición y sabiduría ancestrales. El Temple sería el enlace entre el
cristianismo primitivo (no el de la Iglesia oficial) y la tradición religiosa
universal de la que se desprende un conocimiento superior. ¿Quiénes eran
los templarios? Monjes con la espada al cinto, una total novedad en la
organización eclesiástica. En 1128 eran
únicamente nueve, más una tropa auxiliar de unos trescientos
voluntarios al mando de Hugo de Payens y Godofredo de Saint-Omer. Esto dos
Caballeros, junto a otros siete, marcharon de Francia a Jerusalén en 1096,
donde se les asignó un emplazamiento en las antiguas ruinas del Templo de Salomón. Allí permanecerían 20 años preparando la que sería futura Orden del Temple. Los fundadores
adoptan la Regla de San Agustín, y el 13 de enero de 1128, con el Concilio de Troyes, comienza la actividad oficial de los fueran en sus orígenes conocidos como los Pobres Soldados de Cristo.
En dicho
Concilio, Hugo de Payens contaba con el apoyo del abad Bernardo de Claraval,
futuro San Bernardo, el cual logró que el Papa Honorio II organizase el
concilio de Troyes con el único propósito de autorizar la fundación de la Orden
del Temple. Nunca había sucedido nada parecido. Los
fundadores que habían jurado ante el rey Balduino de Jersualén, habían hecho tres votos
solemnes: de pobreza, de castidad, y de obediencia, recibiendo del Papa Honorio
el manto blanco con una cruz roja de brazos iguales sobre la izquierda, y
habían adoptado como divisa un versículo del Salmo 115: Non nobis, Domine, non nobis, sed Nomini tuo da gloriam (No a
nosotros, Señor, no a nosotros, sea a tu Nombre toda la gloria) A finales del
siglo XIII, la Orden del Temple contaba con 15.000 Caballeros, poseía más de
9.000 castillos dispersos por toda Europa y el Asia Menor, y una inmensa
fortuna en oro y en piedras preciosas.
Después del
concilio de Troyes, todas las familias nobles quisieron contar con un vástago
vestido de blanco. Estas riquezas eran custodiadas en las encomiendas de la
Orden y en la Torre de París. Fueron ellos los primeros en instituir las
"letras de cambio" para seguridad de los peregrinos, constituyendo cada una de sus
sedes auténticas entidades crediticias que les llevaría a convertirse en habilísimos banqueros. El poder
económico y militar, la independencia absoluta frente a cualquier otro estamento de poder
que no fuese el del Pontífice, había generado contra ellos sentimientos de
rencor y de envidia.
El 12 de
octubre de 1307, Jacques de Molay acompañaba al féretro de Catherine de
Couternay, esposa de Charles de Valois e hija del rey de Francia Felipe IV "el Hermoso". Una
mujer bellísima a la que el pueblo amaba...
Al día
siguiente, la guardia real, los senescales de la justicia y otras fuerzas estatales
entraron en acción con gran eficacia y rapidez. Los templarios fueron sorprendidos mientras
realizaban sus quehaceres diarios, otros en las calles y los más se encontraban durmiendo. Se enregaron sin resistencia... Como los
templarios eran dueños de más de 2.000 haciendas entre las que se incluyen
castillos, iglesias, hospitales y otras propiedades, debemos imaginar que más
de cincuenta mil agentes del rey fueron
movilizados por toda Francia. Lo más sorprendente es que actuaron con una
sincronización impresionante, ya que en sólo dos días dieron por concluidas
una de las más extraordinarias redadas humanas que conociera la Edad Media. Tras años de
persecuciones, acusaciones infundadas, torturas y muertes padecidas por los templarios, lo que apagó su existencia
fue el concilio de Vienne, el cual dio
comienzo en octubre de 1311. Su misión era decidir el futuro definitivo de la
Orden del Temple.
La noche del
18 de marzo de 1314, un lunes, Felipe "el Hermoso" se asomó a la ventana para
asistir al epílogo de su temeraria y afortunada operación antitemplaria. Jacques de
Molay, XXIIº Maestre, y Geoffroy de Charnay, Comendador de Normandía,
eran quemados vivos en la hoguera. Refiere la historia que el anciano Maestre, cuando vio encendido el fuego, se desnudó sin dudarlo, juntó las manos
y dijo: "Estoy por morir. Y Dios sabe que soy inocente. Pronto, no transcurrirá
un año, una gran desgracia caerá sobre aquellos que nos condenan sin justicia.
Muero con esta convicción". Y volviendo el rostro hacia la Catedral de Notre-Dame, expiró. El que cuenta esto fue el
cronista y poeta Geoffroy de París.
El Papa
Clemente V y el rey Felipe IV "el Hermoso" habían concluido su propósito de
exterminio y aniquilación de la Orden del Temple.
Un mes
después, el 20 de abril, moría imprevistamente en Provenza Clemente V. No tenía
todavía cincuenta años. El 29 de noviembre del mismo año, en Fontainebleau, moría Felipe IV "el Hermoso" durante una partida de caza, al caer de su caballo entre los jabalíes. Tenía cuarenta y seis años.
EL RETO
A mi parecer,
el símbolo de la ventana podría ser una especie de "llave" que expresa la idea de penetración, que puede facilitar
a todo buscador sincero el acceso a los mundos de regeneración y perfección,
dejando atrás los de prueba y aprendizaje (mundo primario), también llamado de
expiación. Desde el principio
de los tiempos el ser humano ha estado influenciado por los símbolos, tanto si
estos eran naturales (los originados en la naturaleza) como artificiales (creados por el hombre).
Desde que
nacemos, y de una forma inconsciente, todos en mayor o menor medida sentimos
una fuerza o impulso interno que nos alienta a buscar algo más que lo común
cotidiano nos ofrece, es decir, aquello que nos permite cubrir nuestras necesidades básicas y a
manifestar nuestros instintos más primarios. Los símbolos
que encontramos a nuestro alrededor nos ayudan y facilitan el acceso a campos
más profundos del pensamiento; uno puede encontrarse por “casualidad” con un
símbolo como pueda ser una cruz de doble brazo y pensar que todas las cruces
que conoce son de un solo brazo, entonces puede no darle importancia o, por el
contrario, iniciar un proceso de análisis profundo. Para ello empezará a
investigar valiéndose de todos los medios a su alcance; preguntará a otros que
crea le pueden informar, y hasta puede que termine una vez concluidas sus
investigaciones por publicarlo en
algún medio de difusión. Todo este
proceso de investigación le habrá llevado a un conocimiento que antes jamás
tuvo, ahora él será un experto porque habrá estudiado simbolismo, historia, religión, etc., y sabrá, posiblemente, cuál
es la diferencia entre una y otra cruz.
Si además su investigación tuvo su origen en una necesidad interior de saber para ser más libre, y sus
conocimientos y convicciones son suficientes para afrontar la investigación
desde un punto de vista más trascendental, habrá conseguido con sus
reflexiones, meditaciones y análisis, un resultado o estado interior de
conocimiento de ciertas leyes que, posiblemente, sólo él pueda concebir. Esto le conducirá a otra búsqueda que, relacionada o no con la primera, puedan elevarlo
a estados superiores de conciencia. Como dice el aforismo: "experiencia acumulada, imperfecciones dominadas". El que vea,
analice, investigue, medite, reflexione y sea sincero en sus propósitos,
conocerá, posiblemente, el misterio de la Ventana, su relación con la Cruz, la
época y el nombre de sus autores, así como el propósito y la necesidad de tal
misterio.
Como popularmente suele
decirse, "cuando el río suena, agua lleva"; yo, personalmente, aplico este sabio
dicho popular a los templarios y a todos los enigmas relacionados con ellos. Querer,
saber, conocer. Notas:
(1) A 1 de Noviembre de 1221 y según dice Fray Joan Egidio de Zamora: "Estando yá para ser degollados los dos Frayles, le dixeron al rey que en agradecimiento de la honra que les hacia con la corona de Martyres habian rogado á Dios por él, y que le hacian saber que moriria Chistiano como ellos. El rey les dixo que muriesen agora, que eso se veria despues, y cumpliose todo; porque los dos Santos Frayles murieron degollados, y el Rey se bolvio Chistiano poco despues." Bibliografía: -Discurso histórico de la muy noble ciudad de Murcia, por
el Lic. Francisco Cascales. -La Santísima y Vera Cruz de Caravaca, por el R. P.
Leonardo Mayor Izquierdo. -Misterios y doctrinas secretas, por Bruno Nardini -El enigma de los templarios, por Emmanuel Barceló. -La mística solar de los templarios, por Juan G. Atienza. -Caravaca desvelada I: La resolución de un enigma, por Pablo Alonso Bermejo. -La Vera Cruz de Caravaca, por Pedro Ballester Lorca -Las culturas del Sol, por Madanjeet Singh |